Hacía mucho tiempo que este entreno me rondaba por la cabeza y ayer con la compañía de unos amigos pude completarlo.
En principio me planteé el realizarlo sólo, pero como gracias a este deporte se hacen muy buenos amigos, después de publicarlo en el blog, no tardó nada en escribirme Santi y me dijo que me se venía de Teulada y me acompañaba, y decidimos comentárselo a Fernando, que tampoco se lo pensó demasiado. Después se lo comentamos a Carmen, que no nos veíamos desde Cavalls, y a pesar de no haber entrenado este verano, decidió en acompañarnos en la parte más dura del entreno. Y el jueves contactó conmigo Javi Mingote, que me dijo que le gustaría unirse a nosotros y hacer con nosotros unos 30 km. ya que tenía un compromiso familiar y tenía que acabar un poco antes. Así que ya eramos 5 y se formó un grupo muy bueno donde disfrutamos y sufrimos durante unas cuantas horas.
Salimos poco antes de las 8 de la zona del Castillo y nos fuimos hacia el primer objetivo, el Monteagut. Aquí no existen sendas, por lo que toca subir por donde se puede y muchas veces a 4 patas.
Como estamos frescos no tardamos demasiado en subir.
En 1 hora estabamos bajo y nos dirigimos hacia el segundo objetivo, la Serreta. Aquí tampoco hay senda y no sabemos por donde subir, así que por donde podemos para arriba y cresteando llegamos al punto más alto y habían pasado 2 horas.
Después toca bajar un poco a la aventura y llegamos hasta un camino donde empezamos a buscar el PR que nos llevara hasta la cima del Cid. Como era de esperar no lo encontramos y decidimos subir en línea recta a ver si en algún momento encontrabamos el PR. Pues no lo encontramos y la subida fue un poco penosa, ya que nos tocó subir en línea recta y a 4 patas hasta la cima, cosa que nos minó un poco las fuerzas y aún no llevabamos ni 17 km.
Después de padecer un poco llegamos arriba y como picaba un poco el sol nos quedamos sin agua. El avituallamiento lo había escondido en el km. 22 y estaba a los pies del Monteagut, así que sin agua para abajo y esta vez por el PR.
Llegamos al primer avituallamiento en casi 5 horas y nos vino de maravilla, porque repostamos agua y aprovechamos para comer, y eso nos subió un poco la moral. No íbamos muy bien de tiempo, pero es que la subida al Cid por el camino equivocado nos retrasó un poco.
Ahora tocaba ir a por el cuarto objetivo, Beties, que estaba en el km. 34. Javi y Carmen comentaron que cuando llegaramos a la Rambla se retirarían, Javi por la comida familiar que tenía y Carmen porque demasiados km. se había metido en las piernas después de estar todo el verano sin entrenar.
Así que seguimos para adelante Santi, Fernando y yo. En el km. 32 estaba el segundo avituallamiento que había escondido, justo antes de la subida a Beties, así que tocaba repostar agua y comer un poco, que ya eran las 3 de la tarde y las fuerzas iban justitas.
La subida fue como las demás, demasiado penosa porque otra vez nos tocó subir a la aventura y esto se hace muy pesado por las piedras y por lo directa que se hace la subida. En unos 45 minutos nos plantamos arriba y sin mucho descanso decidimos bajar e ir a por el último objetivo del día, la Mola.
Por fin encontramos una subida en condiciones, porque ya pensaba que Fernando y Santi me iban a matar después de las 4 anteriores subidas. En poco tiempo estabamos arriba y nos quedaban sólo unos 3 km. Así que nada de relajarse y sin descansar para abajo que ya eran casi las 5 de la tarde y ya teníamos ganas de llegar.
Al final fueron 40 km. y 9:18 horas de entreno con unos 2000 m. de desnivel positivo. Un entreno bastante durillo, pero que me hizo mucha ilusión por haber contado con la compañía de unos amigos estupendos.
Después de una buena ducha tocaba lo más importante, que era tomar unas cervezas y unos buenos bocatas, donde se juntó con nosotros Carmen y donde ya empezamos a planear más cosas.
